miércoles, 28 de noviembre de 2012

Una historia medieval

En la Historia Karoli Magni, según la versión del Codex Calixtinus, encontramos un rico folclore medieval de Francia y algo del norte de España. El autor sin duda fue un monje: eso lo notamos en la insistencia en extraer lecciones morales de sus relatos: no sólo quiere entretener a sus lectores con relatos heroicos  sino también quiere edificarlos como buenos cristianos. De su relato también podemos deducir que era benedictino, francés y probablemente que nunca llegó hasta Santiago de Compostela: siempre habla elogiosamente de los galos, de hecho el héroe de su relato es Carlomagno, siente gran aprecio por la abadía de saint-Denis de París, los detalles que ofrece suelen ser de lugares del camino de Santiago donde hay abadías benedictinas, no contiene ninguna descripción de Compostela, etc. En el mejor de los casos quizás realizó una parte del camino de Santiago y completó el resto del relato, cual Julio Verne medieval, a partir de los relatos recogidos por otros compañeros monjes y las populares canciones de los trovadores acerca de Carlomagno y Rolando.
Un ejemplo de ese folclore medieval lo tenemos en el relato De exemplo elemosinae mortui. Una de las principales fuentes de ingresos económicos para el clero eran los testamentos: aterrorizados ante la proximidad de la muerte, y convenientemente azuzados por frailes y confesores, muchos moribundos dejaban sus bienes a la Iglesia, en concepto de sufragios por su alma. Sin embargo todos estos esfuerzos muchas veces caían en saco roto porque no todos llegaban a poner por escrito su última voluntad y los herederos solían mostrarse poco dispuestos a soltar la imprevista ganancia. Aunque el confesor supiese cuál era la última voluntad del difunto, tenía que contemplar impotente cómo los herederos se lo llevaban todo. ¿Cómo solucionar esto? Con el relato de un caso ejemplar.
 
Monjes orando ante un féretro. Libro de las Horas de Isabella Chiaromonte (finales del s. XV). Ms Typ 0463, fol. 97, en Harvard University, Cambridge.

VII. Un caso sobre la limosna para los difuntos.
VII. De exemplo elemosine mortui
Pero debemos relatar un caso muy ejemplar que entonces el Señor se dignó mostrar a todos nosotros sobre los que injustamente retienen las limosnas para los difuntos.
Set quale exemplum Dominus tunc nobis omnibus ostendere dignatus est de his qui mortuorum elemosinas iniuste retinent, nobis est dicendum.
Pues estando acampado el ejército de Carlos en Bayona, una ciudad de los vascos, un soldado de nombre Romaricus, estando muy enfermo, próximo a morir, recibida la confesión y la eucaristía del sacerdote, ordenó a un pariente suyo que vendiese un caballo que tenía y que el dinero lo distribuyese entre los clérigos y los pobres.
Cum igitur apud Bayonam, urbem basclorum, Karoli exercitus hospitatus esset, miles quidam nomine Romaricus, valde aegrotus, morti proximus, accepta poenitencia et eucaristia a sacerdote, ut equum quem habebat venderet preciumque clericis et egenis erogaret, cuidam consanguineo suo praecepit.
Muerto éste, aquel pariente, llevado por el aguijón de la ambición, vendió el caballo por 100 sólidos, y rápidamente gastó el dinero en comida, bebida y ropa. Pero ya que el castigo del Juez divino suele suceder a las malas acciones, pasados 30 días, por la noche, en sueños, se le apareció el muerto diciendo: "Puesto que te encomendé dar en limosna mis bienes por la redención de mi alma, has de saber que el Señor me perdonó todos mis delitos, pero ya que injustamente retuviste mi limosna, haz de saber que por 30 días fui retenido en las penas infernales; pero que sepas que tú serás puesto el día de mañana en el mismo lugar infernal de donde he salido, y yo me sentaré en el Paraíso".
Quo mortuo, consanguineus ille, invidie stimulo tactus, equum C. solidis vendidit, preciumque cibis potibusque vestibus velociter expendidit. Sed quia malis factis divini Iudicis vindicta proxima esse solet, transhactis XXX diebus, apparuit ei nocte, in extasi, mortuus dicens: "Quoniam res meas pro anime meae redempcione in elemosina tibi commendavi ad dandum, scias, omnia crimina mea Deum mihi dimisisse, sed quia iniuste elemosinam meam retinuisti, per triginta dies in tartareis poenis moras me intelligas fecisse; te autem in eodem loco infernali unde egressus sum, die crastina scias ponendum, et me in Paradiso sessurum".
Y así, dichas estas cosas el muerto se retiró y el vivo se despertó tembloroso. El cual, habiendo narrado a todos muy de mañana todo lo que oyó, y mientras todo el ejército hablaba de tal suceso, de improviso en el aire hubo un clamor sobre él, como el rugido de leones, lobos y terneros, y de inmediato fue arrebatado, vivo y sano, de en medio de los circundantes, entre aullidos por los demonios.
His itaque dictis mortuus recessit, vivusque tremefactus evigilavit. Qui cum summo mane narraret cuncta quae audierat, omnibus atque omnis exercitus de tanta re inter se loqueretur, adfuerunt subito clamores super eum in aere, quasi rugitus leonum, luporum et vitulorum et statim de medio circumadstancium a daemonibus in ipsis ululatibus vivus ac sanus rapitur.
¿Qué más pasó? Se le buscó 4 días por montes y valles por soldados a caballo y a pie, y en ninguna parte se le halló. Finalmente, después de 12 días mientras nuestro ejército pasaba por un desierto de la tierra de los navarros y alaveses, se encontró su cuerpo muerto y despedazado, en una cumbre rocosa, cuyas faldas se hallan a tres leguas del mar, distante 4 jornadas de la antedicha ciudad.
Quid plura? Quaeritur quatuor diebus per montes et valles ab equitibus et peditibus, et nusquam invenitur. Denique cum post duodecim dies exercitus noster per deserta telluris navarrorum et alavarum peragrasset, repperit corpus eius exanimatum ac confractum in cuisdam silicis fastigio, cuius ascensus tribus leugis habebatur supra mare, distans a praefata urbe IIII dietis.
En verdad los demonios arrojaron su cuerpo y se llevaron su alma al infierno. Por eso, los que injustamente retienen las limosnas de los difuntos, que se les encomendó entregar, sepan que se condenarán para siempre.
Daemones vero eius corpus eiecerant, animamque ad tartara rapuerant. Quapropter sciant qui mortuorum elemosinas sibi ad dandum comendatas iniuste retinent, se dampnandos in aevum.


 

Esta obra completa puedes adquirirla en mi Librería Medieval.





jueves, 15 de noviembre de 2012

Oraciones en latín: Pronunciación


Cuando surgieron las primeras comunidades cristianas no existía un "idioma oficial" para la liturgia y devociones. Siendo el latín y el griego las lenguas predominantes en el territorio donde se extendió, estas lenguas también predominaron en la Iglesia, con un cierto predominio del griego, pues en esa lengua se escribió el Nuevo Testamento y la gran mayoría de escritos de los primeros Padres de la Iglesia y Concilios. Sin embargo en estos primeros siglos también existió liturgia en sirio, copto, y otros lenguas regionales.
A partir del s. VII, en parte por la expansión del Islam en Asia y el norte de África, en parte por los conflictos de autoridad entre Roma y Constantinopla, que culminarán en el cisma de Oriente (1054), poco a poco el latín fue quedando como la única lengua dominante en la liturgia, en la teología y documentos oficiales de la Iglesia católica.
El conflicto con las Iglesias protestantes en el s. XVI provocó que la Iglesia asumiese algunas posturas rígidas como que la Vulgata era la única traducción de la Biblia que podían leer los católicos, y que el misal romano (según la reforma de Pío V) debía ser el único que debía usarse en la liturgia católica (con pequeñas excepciones).
Aunque esto favoreció en cierto modo el uso del latín, por otro lado, con el paso de los siglos y el auge de las lenguas nacionales, fue creándose entre muchos la sensación de algo artificial, anticuado e incomprensible, y fue detestado como todas las cosas que se cumplen por mera imposición. Por eso cuando en la segunda mitad del s. XX se realizó la reforma litúrgica del Vaticano II, el latín fue una de las infortunadas víctimas. Actualmente se busca una visión más ecuánime, teniendo en cuenta que, ante todo, el latín es la llave de siglos de cultura: filosofía, derecho, historia, y también teología y liturgia. De hecho hace poco el actual Papa ha recordado su importancia y su deseo de impulsar su estudio (Motu proprio "Latina Lingua", 10 nov. 2012).
Grabado xilográfico de un "blockbuch" del Canticum Canticorum (hacia 1465), en la Hofbibliothek en Aschaffenburg (Alemania), Inc. 160. El cristianismo solía aplicar este libro del A.T. a la Virgen María.
Aunque pensando en los cultores de la música coral ya he escrito varios artículos sobre la pronunciación de varios himnos religiosos, ahora, atendiendo al interés de muchos lectores de este blog sobre la pronunciación de oraciones en latín, quiero suplir ese vacío.
Siendo esta materia casi infinita, he seleccionado solo aquellas oraciones más populares. Pero ya que la extensión de tal tarea es impropia para un blog, la versión larga la adjunto en el siguiente archivo PDF (actualizado y ampliado el 12/03/2022): pdf-oraciones
Ahí el lector interesado encontrará: Signum crucis, Pater noster, Ave Maria, Gloria Patri, Angele Dei, Actus contritionis, Salve Regina, Memorare, Sub tuum praesidium, Angelus, Regina caeli, Anima Christi, Sancte Michael archangele, Confiteor Deo, Symbolum apostolorum, Gloria in excelsis, el Credo niceno-constantinopolitano, el Rosarium Virginis Mariae y las letanías lauretanas.
Y para ilustrar este artículo a continuación podemos ver dos hermosos himnos latinos en honor de la Virgen María: Salve Regina y la antiquísima Sub tuum praesidium.
En la primera columna va el texto latino, en la segunda la pronunciación y en el tercero una traducción, que a veces se aparta de la versión "oficial": con ella simplemente pretendo que el lector comprenda cabalmente el texto latino. También por ese motivo trato de mantener la correlación línea por línea entre ambos textos.

Salve Regina
Salve, Regina,
Mater misericordiae,
vita, dulcedo
et spes nostra, salve.
Ad te clamamus,
exsules filii Evae.
Ad te suspiramus
gementes et flentes
in hac lacrimarum valle.
Sal-ve,  Re-yi-na,
Ma-ter  mi-se-ri-cor-die,
vi-ta,  dul-che-do
et   spes  nos-tra,  sal-ve.
Ad  te   cla-ma-mus,
ex-su-les  fi-li-i   E-ve.
Ad   te  sus-pi-ra-mus
ye-men-tes  et  flen-tes
in hac  la-cri-ma-rum  val-le.
¡Salve, oh Reina!
Madre de misericordia,
vida, dulzura
y esperanza nuestra ¡salve!
A ti clamamos,
los exiliados hijos de Eva.
A ti suspiramos,
gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Eia ergo, advocáta nostra,
illos tuos misericórdes óculos
ad nos convérte.
Et Iesum
benedictum fructum ventris tui,
nobis, post hoc exsilium,
ostende.
E-ia er-go, ad-vo-ca-ta nos-tra,
il-los tu-os mi-se-ri-cor-des o-cu-los
ad nos con-ver-te.
Et Ye-sum
be-ne-dic-tum fruc-tum ven-tris tu-i,
no-bis, post hoc eks-si-lium,
os-ten-de.
Ea, pues, abogada nuestra,
esos tus ojos misericordiosos
vuélvelos hacia nosotros.
Y a Jesús,
fruto bendito de tu vientre,
después de este exilio
muéstranoslo.
O clemens, o pia,
o dulcis Virgo Maria!
O   cle-mens, o pi-a,
dul-chis Vir-go Ma-ri-a!
¡Oh clemente! ¡Oh piadosa!
¡Oh dulce Virgen María!


Sub tuum praesidium
Sub tuum praesidium
confugimus,
sancta Dei Genetrix.
Sub tu-um pre-si-dium
con-fu-yi-mus,
sanc-ta Dei Ye-ne-triks.
Bajo tu protección
nos refugiamos
santa Madre de Dios.
Nostras deprecationes
ne despicias
in necessitatibus nostris,
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta.
Nos-tras de-pre-cad-sio-nes
ne des-pi-chias
in ne-ches-si-ta-ti-bus nos-tris,
sed a pe-ri-cu-lis cunc-tis
li-be-ra nos sem-per,
Vir-go glo-rio-sa et be-ne-dic-ta.
Nuestras súplicas
no desprecies
en nuestras necesidades,
sino que de todos los peligros
líbranos siempre,
Virgen gloriosa y bendita.




sábado, 10 de noviembre de 2012

De William Wallace a Braveheart



[Nota 06/01/2020: Cuando escribí esta entrada en el 2012 no tenía disponible ningún manuscrito del Scotichronicon, la mejor fuente sobre el héroe escocés, sino solo una edición del s. XVIII. Pero a finales del 2019 supe que estaba digitalizado el mejor manuscrito del Scotichronicon y he vuelto a editar los fragmentos que había publicado en mi web Magister Humanitatis, añadiendo otros nuevos. Con tal motivo también he añadido un nuevo texto a esta entrada del blog, sobre la ejecución de Wallace, a la vez que os invito a releer la vida de este héroe escocés].

Prefacio de Bower al Scotichronicon.
Cambridge, Corpus Christi College Ms 171

 El afamado film Braveheart (Mel Gibson, 1995, 5 veces ganador del Oscar) popularizó en todo el mundo la figura del héroe escocés William Wallace ( 1305). También se ha escrito bastante respecto a los errores históricos que contiene la película, como el hecho que los escoceses en esa época no usaban la "falda escocesa" (el scottisch kilt no se introdujo hasta el s. XVI y su forma actual es de principios del s. XVIII) o que la victoria de Wallace en el puente de Stirling en la película aparece ambientada en un lugar con unas características completamente diferentes.
Es sabido que el guionista Randal Wallace (aparte sus propios errores) se inspiró principalmente en los relatos del poeta escocés llamado Hary (o Blind Harry o Henry the Minstrel) que compuso una larga epopeya en verso conocida como The Wallace, escrita en inglés medieval hacia el año 1485, en la cual se exalta la figura y hazañas de Wallace y de forma ficticia se "completa" muchos datos biográficos, anécdotas y dichos de su héroe. Por ejemplo allí se narra que Wallace tuvo un encuentro con la esposa del rey inglés Eduardo I, para rogarle que no siguiese devastando Inglaterra, pero la primera esposa del rey había muerto en 1290 y la segunda, Margarita de Francia, no llegó a Inglaterra hasta 1299, cuando Wallace ya había sido militarmente derrotado. Y en el film, de un modo absolutamente injustificado, se dice que fue Isabel de Francia (ella tendría dos años cuando estalló la revuelta de Wallace) la esposa del hijo del rey, la que se encuentra con Wallace.
Una forma de tener una idea históricamente más exacta de William Wallace es acercarnos a los textos de los escritores más antiguos. Muchos escribieron sobre este personaje, pero de los que escribieron en latín destaca el escocés autor del Scotichronicon, en el cual naturalmente se presenta a Wallace bajo una luz favorable, pero lejos de las fantasías del The Wallace de Hary. A continuación podemos leer algunos fragmentos en los que se relatan los inicios de la revuelta.
Vidriera representando a William Wallace. Obra de Alexander Ballantine ( 1906), en el Wallace Monument, Stirling, Escocia.

Joannis de Fordun, Scotichronicon, cum supplementis Walteri Boweri, lib. 11, cap. 28 (Cura: Walterius Goodall, Edimburgi 1759, vol. 2, p. 169 ss)
Ese mismo año, surgió aquel ínclito guerrero William Wallace, martillo y flagelo de los ingleses, hijo de un noble caballero del mismo nombre; y al ver la aflicción de su gente y las tierras de los escoceses puestas en manos de los enemigos, su corazón se ensombreció y entristeció mucho.
Eodem anno, inclitus ille bellator Willelmus Wallace, anglicorum malleus et flagellum, filius nobilis militis eiusdem nominis, caput levavit; et videns contritionem gentis suae et possessiones scotorum datas in manus inimicorum, emarcuit cor eius et condoluit valde.
En verdad él era alto de estatura, gigantesco de cuerpo, de rostro sereno, de expresión jovial, de piernas largas, de huesos grandes, de vientre normal, de flancos recto, de aspecto agradable pero de mirada feroz; ancho de cintura, de brazos y rodillas vigoroso; campeón valerosísimo y en todos sus miembros fortísimo y robusto.
Erat enim statura procerus, corpore giganteus, facie serenus, vultu iocundus, humeris latus, ossibus grossus, ventre congruus, lateribus protelus, aspectu gratus, sed visu ferus; renibus amplus, brachiis et cruribus vigorosus; pugil acerrimus; et omnibus artubus fortissimus et compactus.
Él, casi al principio de su lucha, mató en la villa de Lanark al vizconde de Lanark, William de Hesliope, inglés, hombre resuelto en armas y valeroso soldado. Así pues desde aquel entonces como abejas al panal se le juntaron todos los que estaban con el alma triste y oprimidos por el peso de la servidumbre bajo la intolerable férula de la dominación inglesa. Y fue hecho jefe de ellos.
Hic, quasi in principio militiae suae, vicecomitem de Lanark Willelmus de Hesliope, anglicum, virum strenuum armis et potentem militem, in villa de Lanark interfecit. Ex eo igitur tempore, quasi apes ad examen, congregati sunt ad eum omnes qui erant amaro animo, et oppressi pondere servitutis sub intolerabili principatu anglicanae dominationis. Et factus est eorum dux.
Así pues, la fama de William Wallace, difundida por todas partes, llegó hasta los oídos del rey de Inglaterra, proclamando el daño causado a los suyos, el cual, ocupado en otro lugar con otros arduos asuntos, envió a su tesorero Hugh de Cressingham con gran poderío para reprimir la audacia de William y someter el reino de Escocia.
Fama igitur Willelmi Wallace, ubique ventilata, tandem ad aures regis Angliae, proclamante damno suis illato, pervenit, qui arduis negotiis alibi multipliciter intentus, suum thesaurarium Hugonem de Cressinghame, cum magna potentia, ad reprimendam ipsius Willelmi audaciam, et regnum Scotiae sibi subiugandum, destinavit.
Así pues, conocida la llegada de tantos hombres armados, el antedicho William, entonces ocupado en el asedio de los ingleses que estaban en el fortín de Dundé, encomendado el cuidado y dirección del asedio del fortín de esa villa a los aldeanos, bajo pena de pérdida de la vida y los miembros, salió con su ejército a toda prisa hacia Stirling al encuentro de Hugh. Y habiéndose entablado una dura batalla junto al puente de Stirling, en el tercer día antes de los idus de septiembre del año del Señor de 1297, el mismo Hugh de Cressingham murió y todo su ejército fue puesto en fuga. Habiendo algunos de ellos muerto por espada, otros capturados, otros ahogados en las aguas, pero todos vencidos con la ayuda de Dios, el antedicho William, con no pequeña gloria, alcanzó una brillante victoria. Del bando de los suyos, de entre los nobles de Escocia, solo Andrew of Moray, padre del noble Andrew, habiendo sido herido, murió.
Audito igitur tanti viri cum armata manu adventu, praedictus Willelmus, tunc circa obsessionem anglicorum in castro de Dundé existentium occupatus, statim, commissa cura et diligentia obsessionis castri eiusdem villae burgensibus, sub poena amissionis vitae et membrorum, cum suo exercitu sub omni festinatione versus Strivelyne, eidem Hugoni obvius processit. Et gravi bello commisso, apud pontem de Strivelyne, tertio idus septembris anno Domini millesimo ducentesimo nonagesimo septimo, idem Hugo de Cressinghame interfectus est, et cunctus eius exercitus, in fugam conversus. Aliis ex ipsis gladiis iugulatis, aliis captis, aliis aquis submersis, sed cunctis Dei virtute superatis, praedictus Willelmus, cum laude non modica, felici potitus est victoria. Ex cuius parte de numero nobilium Scotiae solus Andreas de Moravia, pater Andreae nobilis, vulneratus occubuit.

Si quieres leer el relato completo de los capítulos referidos a William Wallace en mi nueva edición, puedes hacerlo descargando el PDF en :
https://sites.google.com/site/magisterhumanitatis/historia-medieval/scotichronicon


Tanto temor infundió Wallace a los ingleses, que con rabioso ahínco el rey de Inglaterra lo persiguió incluso después que Wallace renunció al cargo de "Guardián de Escocia". Finalmente por medio de una traición el rey Eduardo I pudo capturarlo y realizar su venganza con demencial crueldad. Fue en Londres, un 23 de agosto de 1305. Un cronista inglés contemporáneo nos ha dejado la maligna caricatura que se trazaba de su persona y la descripción de su salvaje ejecución.
Flores historiarum, A.D. 1305, editado por Henry R. Luard, vol. 3, London 1890, p. 123-124.
Cerca de la fiesta de la Asunción de santa María cierto escosés llamado William Wales, hombre sin piedad, ladrón, sacrílego, incendiario y homicida, más salvaje en su crueldad que Herodes, más furioso en su demencia que Nerón, habiendo reunido un ejército de escoseses contra el rey de los ingleses en la batalla de Falkirk y viendo que no iba a poder resistir a tan poderoso ejército, dijo a los escoceses: "He aquí que os traje al corro: saltad o bailad lo mejor que sepáis", y huyó de la batalla, dejando que su gente cayese bajo la espada.
Circa festum Assumptionis beatae Mariae quidam scotus dictus Willelmus Waleys, refuga pietatis, praedo, sacrilega, incendiarius et homicida, Herode crudelitate immitior, Nerone vesania debacchatior, dum collegisset exercitum scotorum in bello de Foukirke contra regem anglorum et vidisset quod nequiret resistere tam forti exercitui, ait scotis: "Ecce adduxi vos ad anulum: karolate vel tripudiate ad melius sicut scitis", et aufugit e praelio, populum suum in occisione gladii derelinquens.
Tras innumerables crímenes este hombre del diablo finalmente fue capturado por los ministros del rey y llevado a Londres, pues el rey quiso juzgarlo, y condenado por los más nobles del reino de Inglaterra a una muerte cruelísima pero merecidísima, en la vigilia de san Bartolomé.
Hic vir Belial post innumera flagitia tandem per ministros regis capitur et Londoniis, rege volente de ipso fieri judicium, adducitur, ac per nobiliores regni Angliae in vigilia sancti Bartholomaei morte crudelissima, sed dignissima, condempnatur.
Primero fue llevado por las calles de Londres arrastrado por caballos hasta un patíbulo altísimo que se había fabricado para él, en donde fue colgado con una cuerda y después se le soltó semivivo.
Primo per plateas Londoniae ad caudas equinas tractus usque ad patibulum altissimum sibi fabricatum, quo laqueo suspensus, postea semivivus dimissus.
Luego tras cortarle los genitales y sacarle los intestinos y quemarlos en el fuego, por último se le cortó la cabeza y se dividió el tronco en cuatro partes, se clavó la cabeza en un palo en el puente de Londres, mientras que los cuatro miembros fueron enviados a distintas partes de Escocia.
Deinde abscis[is] genitalibus et evisceratis intestinis ac in ignis crematis, demum absciso capite ac trunco in quatuor partes secto, caput palo super pontem Londoniae affigitur, quadrifida vero membra ad partes Scotiae sunt transmissa.
He aquí el fin de un hombre inmisericorde al que la inmisericordia liquidó así.
Ecce finis immisericordis hominis, quem immisericordia sic finivit.