viernes, 18 de noviembre de 2011

Crucigramas en latín: noviembre

Avete amici! aquí dejo un nuevo desafío de Harena Verborum. Como de costumbre cuelgo aquí el enlace en word de Open Office, para que se pueda resolver en el ordenador. Veamos como nos va en este nuevo combate intelectual.
Zodiaco. En el ms.Barb. lat. 76, f. 3r


El enlace para Open Office:
https://1drv.ms/w/s!AtHl5SZqDiVbglsrLaA-azvF5aSK?e=7uM162


Que la diosa Fortuna os sea propicia!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cornelia, una madre romana ejemplar

Sin duda alguna Cornelia es una de las mujeres romanas cuyo nombre permanecerá siempre vivo en la historia.
Hija de una familia del más puro linaje romano, su padre fue el general Publio Cornelio Escipión (apodado "Africano"por su victoria sobre Anibal de Cartago) y su madre Emilia, de una de las más ricas e importantes familias patricias.
Fue desposada con Tiberio Sempronio Graco, un brillante político y militar, el cual, aunque de una familia renombrada, era de origen plebeyo. Esta alianza sin duda se realizó en el contexto de maniobras y favores políticos entre Escipión y Graco.
El matrimonio tuvo doce hijos, pero solo llegaron a la edad adulta dos hijos varones (Tiberio y Gayo, ambos asesinados por intentar reformas sociales) y una mujer (Sempronia).
Una de las anécdotas más conocidas de la vida de Cornelia nos ha llegado gracias a los escritos del escritor romano Valerio Máximo, el cual aunque no suele ser muy fiable desde el punto de vista histórico, en este caso, por la brevedad y sencillez del relato, nada nos impide aceptarlo como auténtico. A continuación cito el texto latino de la anécdota más una parte de la reflexión moral que Valerio Máximo agrega a continuación.


Valerius Maximus, Factorum et dictorum memorabilium libri novem, 4, 4 (De paupertate).

Que las mejores joyas de una madre son los hijos, lo hallamos en el libro de Colecciones de Pomponio Rufo [relatado] así:
Maxima ornamenta esse matronis liberos, apud Pomponium Rufum Collectorum libro sic invenimus:
Cornelia, la madre de los Graco, ya que una madre de familia de la Campania, huésped de ella, le exhibía sus joyas, las más hermosas de aquella época, la retuvo conversando hasta que sus hijos volvieron de clases, y le dijo: "éstas son mis joyas".
Cornelia Gracchorum mater, quum campana matrona, apud illam hospita, ornamenta sua pulcherrima illius seculi ostenderet, traxit eam sermone, quousque e schola redirent liberi, et, "haec -inquit- ornamenta mea sunt".
Ciertamente lo tiene todo el que nada ambiciona; por eso está más seguro que quien posee de todo, porque el dominio de las cosas suele perderse; pero la posesión de un buen corazón nunca es asaltado por las tristezas de la fortuna.
Omnia nimirum habet, qui nihil concupiscit; eo quidem certius, quam qui cuncta possidet, quia dominium rerum collabi solet; bonae mentis usurpatio nullum tristioris fortunae recipit incursum.


"Cornélie, mère des Gracques" (1779) del pintor Nöel Hallé, en el Musée Fabre de Montpellier, Francia.

Aunque, como ya hemos dicho, Cornelia era de posición acomodada, sin embargo debió sufrir muchos golpes en la vida: la muerte de sus hijos en la infancia, el vil asesinato de su hijo Tiberio, el suicidio de su hijo Gayo (para no caer en manos de sus enemigos), la esterilidad de su hija Sempronia, la expropiación de los bienes de sus hijos por sus enemigos políticos. Ella vivió bastante para presenciar todos estas tristezas de la fortuna y quizás por eso la sabiduría del pueblo romano, que conoció de cerca su virtud, mantuvo su memoria como ejemplo de los genuinos valores romanos: austeridad, laboriosidad, honestidad y valor ante la vida.
A ella el pueblo romano le dedicó la primera estatua que se erigió públicamente en la Roma republicana en honor de una mujer seglar. Y sabemos gracias a Plinio el Viejo, que a Cornelia "se le representaba sentada y con sandalias sin correas" (Historia Natural, 34, 31). La estatua era de bronce y se erigía sobre un pedestal de mármol; primero fue erigida en el pórtico de Metelo y luego en el Pórtico de Octavia. Más tarde parece que la mezquindad de los enemigos políticos de su familia trató de cubrir los nombres de sus hijos de la inscripción del pedestal; y aunque la estatua se ha perdido, a pesar de todo el pedestal y la inscripción ha llegado hasta el día de hoy, como homenaje a una mujer sabia, valiente e intachable.

Este pedestal fue hallado en el pórtico de Octavia el año 1878. En la inscripción se lee: "Cornelia Africanii F(ilia) Gracchorum" es decir "A Cornelia, h(ija) del Africano, [madre] de los Graco". En los Musei Capitolini de Roma.