miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Te gustan los crucigramas?

Uno de mis recuerdos de infancia es ver a mi padre resolviendo los crucigramas que publicaba los fines de semana el diario "El Comercio" de Lima. Con el tiempo yo también le encontré el gusto a resolver esos retos semanales. Quizás por eso ahora me he animado a publicar Harena verborum, como una herramienta para practicar el latín, y mantener viva esa afición a los que nos gusta explorar y descubrir palabras.
He encontrado en Internet varios programas para crear crucigramas pero el resultado no me convencía y por otro lado está el problema de la interacción, es decir que pueda resolverse sin estar obligados a imprimirlos. Finalmente he decidido usar el editor de texto de Open Office para crearlos. Y para que pueda descargarse he optado por la "nube", de modo que aquí en el blog sólo colocaré el enlace: haciendo click sobre él podremos descargar el crucigrama en formato odt.

¿Te atreves a bajar a la harena verborum?

Enlace odt (Open Office) para resolverlo on line:

 https://1drv.ms/w/s!AtHl5SZqDiVbgl1pOApfrAzhJTGe?e=Q6ehYq



martes, 18 de octubre de 2011

La tumba del gladiador

Los gladiadores alcanzaron tanta fama en la época imperial que muchos jóvenes voluntariamente se alistaban en los ludus gladiatorum con la esperanza de alcanzar rápidamente la gloria y la riqueza.
Pero la realidad era que pocos llegaban a sobrevivir bastante tiempo como para disfrutar de algo más que una gloria efímera.
Hasta nosotros han llegado muchas inscripciones sepulcrales de aquella época (sobre todo gracias a la minuciosa tarea de eruditos alemanes del s. XIX) a través de las cuales podemos conocer algo más sobre la vida en la antigua Roma.
En Verona (norte de Italia) se halló la siguiente inscripción tallada en una estela de piedra (aunque actualmente pérdida, por desgracia) dedicada a un gladiador de parte de su esposa y sus hinchas. Sabemos que era un retiarius (el que peleaba con una red y tridente) porque estaban tallados el característico yelmo y el tridente.
En las inscripciones romanas se solía usar muchas abreviaturas (como hoy en los SMS), por lo cual coloco primero el texto tal como aparecía escrito, luego la reconstrucción  (véase ILS 5120) y la traducción.

D  M
Glauco n  mutinensis
pugnar VII  ø VIII
vixit ann XXIII  d  V
Aurelia marito  b  m  et amatores huius
Planetam suum procurare vos moneo
in Nemese ne fidem habeatis sic sum deceptus
Ave Vale
(ILS 5121)
Dis Manibus.
Glauco natione muthinensis,
pugnarum VII, obitus VIII,
vixit annos XXIII dies V,
Aurelia marito bene merenti et amatores huius.
Planetam suum procurare vos moneo
in Nemese ne fidem habeatis:
sic sum deceptus!
Ave! Vale!
A los dioses Manes.
A Glauco originario de Módena,
[vencedor] de 7 combates, muerto en el octavo,
vivió 23 años y 5 días.
Para su amado esposo Aurelia y sus hinchas.
Os aconsejo cuidar de vuestra propia estrella
y que no os fieis de (la diosa) Némesis:
¡así me ha defraudado!
¡Salve! ¡Adios!

Los dioses Manes eran espíritus benévolos de ultratumba a quienes la religiosidad romana solía encomendar sus difuntos. La diosa Némesis (la Justicia) era la que castigaba el orgullo y la arrogancia de los hombres. Por otro lado la mención del planeta nos deja constancia de la difusión de la astrología y la creencia en la influencia benigna o maligna que podían tener los planetas en nuestra vida. Así pues era común atribuir la propia derrota a la voluntad desfavorable de algún dios o la mala interpretación de los astros.


El mosaico muestra dos escenas de la victoria del secutor Astyanax sobre el retiarius Kalendio, junto a ellos los árbitros o summa rudis.
(Mosaico del Museo Arqueológico de Madrid).

A partir de estos datos podemos esbozar la figura de este gladiador: Nacido en Módena, donde quizás ya inició su carrera pero emigró a Verona donde existía un anfiteatro de mayor prestigio y donde rápidamente se hizo con un grupo de fieles seguidores que no dudaron en ayudar en los gastos del sepulcro de su ídolo. Su verdadero nombre no lo conocemos pues Glauco es el nombre de un personaje de la mitología griega, es decir, era su apodo o nombre de combate.
La advertencia final, aunque está puesto en boca del difunto, seguramente expresa más bien la creencia y el sentimiento de su viuda, Aurelia, sin duda la más devota seguidora de su marido y ciegamente segura de su éxito: para desgracia de ambos sus sueños han terminado en desgracia. Un último saludo ¡Ave! al campeón y luego el definitivo ¡Vale! (aunque traducido habitualmente en español como "adios", textualmente más se aproxima a nuestro "cuídate" cuando nos despedimos de alguien).
Con recién cumplidos 23 años terminó la carrera del retiarius Glauco: pero quizás esa misma mezcla de ambición, violencia, juventud e insensatez, fue la que contribuyó a la leyenda y la fama inmortal de los gladiadores.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Ave Caesar, morituri te salutant

Seguramente una de las frases latinas más conocidas es el llamado "saludo de los gladiadores". Pero ¿qué sabemos realmente acerca de esta frase?
Entre los escritos de la Antigüedad hallamos solo dos autores que lo mencionan: Suetonio (c. 70 - c. 130), que escribió en latín, en su obra La vida de los césares; y Casio Dión (c. 160 - c. 229), que escribió en griego, en su obra Historia romana.
Ambos coinciden en citar la frase como parte de una anécdota de la vida del emperador Claudio (cuya vida fue popularizada por la exitosa serie televisiva inglesa Yo, Claudio, basada en la novela homónima de Robert Graves).
Según esos escritos, el año 52 d. C. el emperador Claudio había organizado una naumaquia en el lago Fucino (actual provincia de L'Aquila, Italia central: en el s. XIX se drenó completamente). El espectáculo representaba un combate entre una flota de Sicilia y una de Rodas, con un total de 24 naves de guerra. Un tritón de plata, que movido por una maquinaria surgiría en medio del lago, daría la señal para el inicio de la batalla. Pero cuando todo estaba a punto para empezar, ocurrió "un pequeño incidente".
Dejamos la palabra al mismo Suetonio (Claudius, 21, 6):
... ya que cuando los combatientes exclamaron: "¡Ave emperador, los que están a punto de morir te saludan!" [Claudio] respondió : "¡O no!", y tras esa respuesta, como si se les hubiese dado el perdón, ninguno quería combatir .....
... sed cum proclamantibus naumachiariis: "Haue imperator, morituri te salutant!" respondisset: "Aut non!", neque post hanc uocem quasi uenia data, quisquam dimicare uellet, .....

Bastante esfuerzo le costó a Claudio convencerles que se trataba de un malentendido y que sus palabras habían sido simplemente una broma, pues Suetonio nos relata que:

... finalmente se levantó de su trono y corriendo por el borde del lago, no sin una vergonzosa cojera, en parte con amenazas, en parte con ruegos, los empujó a la lucha.
..... tandem e sede sua prosiluit ac per ambitum lacus, non sine foeda uacillatione, discurrens, partim minando, partim adhortando, ad pugnam compulit.
Así pues, la famosa frase parece que fue una expresión casual y que se conservó por escrito debido a la anécdota que surgió por el malentendido.


Mosaico de un trirreme romano (Museo arqueológico de Sousse, Túnez)
Lo irónico es que siempre se conserva esta frase como símbolo de estoicismo ante la muerte, cuando en realidad los que la pronunciaron, a la primera ocasión, se aferraron a un subterfugio para no combatir. Indudablemente entre aquellos desgraciados, condenados a morir para diversión de otros, había gente bastante inteligente y audaz que supo coger la frívola ironía del emperador como una tabla de salvación.
Un último apunte: la frase en griego tiene una leve diferencia pues dice: "ave emperador, los que vamos a morir te saludamos". Pero Casio Dión no explica en detalle el malentendido entre el emperador y los gladiadores y solamente se limita a señalar que al inicio los gladiadores no querían combatir.