miércoles, 28 de septiembre de 2011

Publicado el "Sobre las predicciones de los demonios" de san Agustín

Finalmente he publicado la traducción, notas e introducción del De divinatione daemonum de san Agustín.
En esta obra san Agustín trata de dar una explicación desde el punto de vista cristianos al hecho que los paganos a través de sus adivinos y oráculos conseguían a veces adivinar el futuro.
El asunto ofrece la oportunidad para asomarnos a otros temas como la persecución cristiana contra los paganos, y en especial la destrucción del Serapeum de Alejandría, que es el telón de fondo de la historia del film Ágora (Amenábar, España 2009), la legislación imperial contra los cultos paganos y la particular visión agustiniana sobre los demonios, que él identifica con los dioses paganos.
Además de todo eso también podemos saborear el estilo literario de Agustín, que no en vano fue maestro de retórica, así como su vehemencia como predicador contra los enemigos de su fe cristiana. Y ya que en la edición también ofrezco el texto latino, fácilmente el estudioso de esa lengua puede ejercitarse y profundizar en ella.
Esta obra, hasta el día de hoy, no se podía hallar traducida al castellano en Internet y solo en muy pocas bibliotecas podía encontrarse una versión en castellano. Ahora todos lo tenemos al alcance de un clic, en este enlace:
https://sites.google.com/site/magisterhumanitatis/escritores-latinos/de-divinatione-daemonum

Quizás seas de los primeros que leas en castellano esta obra escrita hace más de mil quinientos años. Y seguro que te sorprenderá lo vigentes que se mantienen algunos temas.

San Agustín y los gladiadores

Los combates de gladiadores aunque fueron criticados por pensadores paganos (como Séneca) y cristianos (como Tertuliano y Agustín) arrastraban a las multitudes de todas las clases sociales, incluso después que el a. 380 el cristianismo fuese declarado religión oficial del Imperio. Varios emperadores publicaron leyes contra los combates de gladiadores pero parece que no llegaron a erradicarse casi hasta mitad del s. V, aunque las venationes (lucha contra animales) quizás continuaban en tiempos de Justiniano, pues éste recoge en C. 3, 12, 9,1, una ley que prohibía su realización (ferarum lacrimosa spectacula) los domingos.
La pasión y adicción que producía este espectáculo está bien descrito por san Agustín en su obra Confesiones. Allí narra la experiencia de un amigo y discípulo suyo llamado Alepio, cuando ambos pertenecían a la secta de los maniqueos. El joven Alepio había jurado no volver a ser atrapado por la pasión de los combates, pero estando en Roma le ocurrió lo siguiente:
San Agustín, Confesiones, VI, 8, 13.
Alipio arrastrado por la cruel pasión por el circo
Alypius cruenta circensium voluptate abreptus.
Sin abandonar la vía terrenal, inculcada por sus padres, [me] precedió a Roma, para estudiar derecho, y allí fue increíblemente arrastrado por una increíble pasión por los juegos de gladiadores.
Non sane relinquens incantatam sibi a parentibus terrenam viam Romam praecesserat, ut ius disceret, et ibi gladiatorii spectaculi hiatu incredibili et incredibiliter abreptus est.
Pues aunque evitaba y detestaba tales cosas, unos amigos y condiscípulos suyos, que casualmente encontró cuando venían de comer, no obstante negarse enérgicamente y resistirse, lo llevaron con amigable violencia al anfiteatro en unos días en que se celebraban crueles y funestos juegos, mientras él decía: "Aunque arrastréis mi cuerpo a aquel lugar y lo retengáis allí, ¿podréis acaso obligar a mi alma y a mis ojos a que mire tales espectáculos? Estaré allí como si no estuviera y así triunfaré sobre ellos y sobre vosotros".
Cum enim aversaretur et detestaretur talia, quidam eius amici et condiscipuli, cum forte de prandio redeuntibus pervium esset, recusantem vehementer et resistentem familiari violentia duxerunt in amphitheatrum crudelium et funestorum ludorum diebus haec dicentem: "Si corpus meum in locum illum trahitis et ibi constituitis, numquid et animum et oculos meos in illa spectacula potestis intendere? Adero itaque absens ac sic et vos et illa superabo".

Después de escuchar esas cosas de todos modos lo llevaron consigo, tal vez deseosos de averiguar si podría cumplirlas.
Quibus auditis illi nihilo setius eum adduxerunt secum, id ipsum forte explorare cupientes utrum posset efficere.
Cuando llegaron y se colocaron en los sitios que pudieron, todo el anfiteatro hervía ya en salvajes deleites. Alipio, habiendo cerrado las puertas de los ojos, prohibió a su alma asomarse a tanta maldad. ¡Ojalá se hubiese tapado también los oídos! Porque en un lance de la lucha fue tan grande y vehemente el clamor de la muchedumbre, que, vencido por la curiosidad y creyéndose preparado para despreciar y vencer lo que viera, fuese lo que fuese, abrió los ojos y fue herido en el alma con una herida más grave que la que recibió en el cuerpo aquél a quien había deseado ver; y cayó más miserablemente que éste, cuya caída había causado aquel griterío, que entrando por sus oídos, abrió sus ojos para que más debilitada aquella alma, más audaz que fuerte, fuese herida y derribada, y en vez de presumir de sí mismo, confíe en Ti.
Quod ubi ventum est et sedibus quibus potuerunt locati sunt, fervebant omnia immanissimis voluptatibus. Ille clausis foribus oculorum interdixit animo, ne in tanta mala procederet. Atque utinam et aures obturavisset! Nam quodam pugnae casu, cum clamor ingens totius populi vehementer eum pulsasset, curiositate victus et quasi paratus, quidquid illud esset, etiam visum contemnere et vincere, aperuit oculos et percussus est graviore vulnere in anima quam ille in corpore, quem cernere concupivit, ceciditque miserabilius quam ille, quo cadente factus est clamor; qui per eius aures intravit et reseravit eius lumina, ut esset, qua feriretur et deiceretur audax adhuc potius quam fortis animus et eo infirmior, quo de se praesumpserat, qui debuit de te.
Pues al ver aquella sangre, bebió con ella la crueldad y no la apartó de sí, sino que fijó la mirada, y sin darse cuenta le invadió un delirio furioso y se deleitaba con esa lucha criminal, y se embriagaba con tan sanguinario placer.
Ut enim vidit illum sanguinem, immanitatem simul ebibit et non se avertit, sed fixit aspectum et hauriebat furias et nesciebat et delectabatur scelere certaminis et cruenta voluptate inebriabatur.
Ya no era el mismo que había venido, sino uno de la turba, con los que se había mezclado, y verdadero compinche de los que le habían llevado allí.
Et non erat iam ille, qui venerat, sed unus de turba, ad quam venerat, et verus eorum socius, a quibus adductus erat.
¿Qué más [pasó]? Miró, gritó, se enfureció, desde entonces llevó una locura que lo incitaba a volver no solo con aquéllos por quienes fue arrastrado primero, sino incluso sin ellos y llevando a otros.
Quid plura? Spectavit, clamavit, exarsit, abstulit inde secum insaniam, qua stimularetur redire non tantum cum illis, a quibus prius abstractus est, sed etiam prae illis et alios trahens.
Sin embargo también de ahí Tú lo sacaste con mano poderosísima y misericordiosísima y le enseñaste a tener confianza no en sí mismo sino en Ti, pero [eso pasó] mucho tiempo después.
Et inde tamen manu validissima et misericordissima eruisti eum tu et docuisti non sui habere, sed tui fiduciam, sed longe postea.




El árbitro contiene al vencedor de un duelo de "equites" (combatientes a caballo) a la espera del veredicto del "editor" de los juegos; mientras los músicos suenan sus instrumentos, entre los cuales una mujer toca un órgano hidráulico. Mosaico de la Villa Zliten (Dar Buc Ammera), Libia.
La penetrante agudeza psicológica de san Agustín nos lleva a pensar en lo vulnerable que es el espíritu humano ante la llamada de la violencia. Aunque en el caso de Alepio debemos decir que años más tarde también se convirtió al cristianismo y murió como obispo de Tagaste.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La Guerra de Espartaco

Seguramente el gladiador más famoso fue precisamente uno que se rebeló contra esa costumbre: Espartaco.
Lo poco que sabemos acerca de él y la tercera bellum servile (rebelión de esclavos) nos ha llegado a través del historiador Apiano, en su obra en griego "Guerras Civiles" (I, 14, 116-120), del historiador Floro, en su obra en latín "Compendio de Historia romana" (II, 20) y sobre todo del historiador y filósofo Plutarco, en su obra en griego "Vidas paralelas", el cual al relatar la vida del general y político Licinio Craso, dedica los capítulo 8-11 a narrar los detalles de la revuelta.
De estos escritos se puede sacar en limpio que Spartacus era un nómada de Tracia, seguramente capturado y vendido como esclavo. Su origen nómada explicaría bien su espíritu indomable e independiente. De su mujer, tracia como él y cuyo nombre se desconoce, sabemos que también estaba en servidumbre. Apiano y Floro dicen que militó en el ejército romano pero que fue condenado por desertor y malhechor pero estos datos parecen puestos para explicar los éxitos militares de aquél, salvar el orgullo romano y presentarlo como un bárbaro criminal.
Más honesto parece el juicio de Plutarco que dice de él: "no sólo poseía gran fuerza y valor, sino también sagacidad y una cultura superior a su destino".
Es un dato seguro que Espartaco estaba entre aquellos 78 gladiadores que, empuñando utensilios de cocina, se fugaron de la famosa escuela de gladiadores de Capua, propiedad de Lentulus Batiatus, el año 73 a. C. Ante el grito de libertad, pronto se congregaron miles de esclavos y Espartaco, junto con los galos Crixo y Enomao, fueron nombrados lideres de la revuelta.
Los detalles y anécdotas de la campaña militar son relatados por los historiadores romanos, y muchos han sido popularizados por el cine : sus victorias iniciales sobre los cónsules, la entrada en escena de Licinio Craso, la traición de los piratas de Cilicia, la llegada de las tropas de Lúculo y Pompeyo, hasta la crucifixión en la vía Apia de seis mil prisioneros.
Mosaico del s. IV que muestra varios gladiadores y sus nombres, lo cual demuestra la fama que tenían (Villa Borghese, Roma)
La batalla en la que muere Espartaco, nos la relata Plutarco así:
".... cuando le trajeron su caballo, Espartaco sacó su espada y, diciendo que si ese día él vencía tendría muchos buenos caballos del enemigo pero si perdía no quería ninguno, mató al caballo. Luego se abrió camino, entre las flechas y los heridos, hasta Craso, pero no llegó a alcanzarlo, aunque mató a dos centuriones que estaban junto a aquél. Finalmente, habiendo huido sus compañeros, él se quedó solo rodeado de una multitud de enemigos, y se defendió hasta que lo mataron".
La decisión de sacrificar su caballo indudablemente expresaba su decisión de no huir, de vencer o morir por su libertad. No hay pruebas que Espartaco fuese movido por una filosofía o ambición política: todos sus actos parecen indicar que sólo quería guiar a sus seguidores fuera de las fronteras romanas para luego disolverse y volver cada uno a su tierra. Sea como sea, indudablemente fue un hombre que entendió bien el significado de dignidad y libertad.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Visita a una escuela de gladiadores

Hace unos días los diarios nos anunciaban el descubrimiento de los restos arqueológicos de una "escuela de gladiadores" o ludus gladiatorum. Conozcamos algo más sobre ellas.
Los romanos usaban la palabra ludus tanto para indicar un juego, un espectáculo, un ejercicio, así como el lugar donde se realizaban. Por lo tanto una escuela elemental para aprender a escribir (ludus litterarius) o música (ludus fidicinus) o un campamento de entrenamiento militar o de gladiadores también se llamaba ludus. La palabra schola se reservaba para un lugar de enseñanza erudita, como filosofía, retórica, etc.
En los tiempos más antiguos el combate de gladiadores era un rito funerario religioso, es decir una especie de sacrificio humano en honor de un difunto notable, y era algo que rara vez se celebraba. Con el tiempo, a medida que Roma crecía y se hacía más rica, se fue eclipsando su carácter religioso y brilló como un sangriento espectáculo, que rápidamente ganó popularidad. Esto a su vez produjo que surgieran auténticos empresarios que conseguían luchadores, los entrenaban y organizaban los combates.
Las escuelas de gladiadores surgieron al principio por iniciativa privada de ciudadanos ricos: ya que en la República se accedía a los cargos públicos por elección, ellos usaban esos espectáculos como un medio para ganarse el favor popular (no se obtenía otra ganancia pues para el pueblo los juegos eran gratuitos). Poco a poco el Estado se fue haciendo cargo y, durante la etapa imperial, llegó a invertir cantidades fabulosas en su realización. De hecho, el s. I-II de nuestra era fue la etapa de máximo apogeo de esa costumbre.
El director principal o entrenador era llamado lanista y era quien de hecho dirigía el ludus gladiatorum. Bajo su mando existía un cuerpo de entrenadores que preparaban a los gladiadores en los distintos tipos de combate, generalmente se trataba de antiguos gladiadores o los más experimentados. También existía un cuerpo médico que vigilaba la dieta, ejercicios, masajes y todo lo que requiriese la buena salud de los combatientes. De hecho, Galeno, el famoso médico griego, estuvo en una escuela de gladiadores en Pérgamo. Prepararse para soportar estoicamente la muerte también era parte importante de su formación.
Había dos tipos de gladiadores: por un lado los que iban obligados por una condena judicial o como prisioneros de guerra, los cuales no tenían ningún derecho, y por otro lado los que iban voluntariamente en busca de fama o para pagar sus deudas, los cuales firmaban un contrato (auctoramentum) en el que estipulaban las condiciones de su ingreso. Los condenados solían estar marcados a fuego (stigma) en el rostro u otra parte visible del cuerpo. Aparte de esa distinción, que producía una neta segregación entre ellos, no existían más rangos que los que daban la experiencia y el valor.
En el campamento vivían en pequeñas celdas individuales dispuestas en círculo alrededor del campo de entrenamiento.
En la escena central un mirmillón, que sangra abundantemente del rostro y una pierna, ha arrojado el escudo y levanta el índice en señal de rendición, mientras que el arbitro, de túnica blanca, lo separa de su oponente, un hoplomaco, que victorioso se apoya en su lanza. Mosaico de la Villa de Dar Buc Ammera en Libia.

Todos los gladiadores debían hacer un juramento (sacramentum) de fidelidad a su amo,  que quizás era parecido a éste que nos ha llegado a través de una novela satírica de Petronius (Satyricon, 117):
Y así, para que la ficción permaneciese segura entre nosotros, hicimos un juramento a las órdenes de Eumolpio: ser quemados, atados, golpeados, muertos por espada o cualquier cosa que ordenase Eumolpio. Como verdaderos gladiadores dedicamos religiosamente alma y cuerpo a nuestro señor.
Itaque ut duraret inter omnes tutum mendacium, in verba Eumolpi sacramentum iuravimus: uri, vinciri, verbari ferroque necari, et quicquid aliud Eumolpus iussisset.
Tanquam legitimi gladiatores domino corpora animasque religiosissime addicimus.


Una última cosa: si hubiese plazas libres ¿te apuntarías?

martes, 6 de septiembre de 2011

¿Harry Potter? Desaprobado en latín

El prestigioso Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería vuelve a estremecerse. Su anciano director Albus Dumbledore necesita convocar urgentemente a todos los profesores. Esta vez no se trata de horribles trolls desencadenados ni travesuras de elfos domésticos sino algo que toca los fundamentos mismos de la magia: los aprendices no saben recitar las fórmulas mágicas latinas. Ya es bastante doloroso para Dumbledore constatar que el elegido Harry Potter trastabille -del pelirrojo Ron se lo podía esperar- pero lo que no soporta es que Hermione, la más estudiosa de la clase, te suelte un "oculus reparo" ¡y se quede más ancha que larga!
Veamos señorita Hermione .... mmmm... ¿cuál es el acusativo de oculus? Pues en singular oculum y en plural oculos ..... y entonces ¡¡¡ cómo Ud me clava allí un oculus !!!
Y se puede pasar eso de "avis" para hacer aparecer pájaros de la varita mágica, pero si les ordenas atacar ¿por qué usa oppugno, que es la primera persona de indicativo? Veamos.... si se da una orden se usa ... el imperativo.
Y como son varios pájaros se usará .... la segunda persona plural.
Y entonces diremos .... oppugnate, o sea, atacad.
Y estos son los errores leves pues hay otros casos que destrozan los oídos y gramaticalmente casi no hay por donde cogerlos como "colloportus", "petrificus totalus", "lumos solem", etc., etc.
El problema es grave pues hasta los profesores patinan, como el petulante Gilderoy Allock, que conjuga el verbo deponente "obliviscor" (olvidar) con un mágico e inexistente "obliviate".
De todos modos, parece que aunque fallen las palabras, si la voluntad es poderosa, el conjuro surte efecto, así que, estimados alumnos de Hogwarts, (movimiento de varita) "obliviate" el latín que habéis aprendido allí.

J. K. Rowling, la autora de la exitosa serie "Harry Potter". Foto de Daniel Ogren.


Una anotación final en descargo de la autora.
J.K. Rowling se presentó en el Edinburgh Book Festival (domingo 15 de agosto del 2004) para la promoción de su libro “Harry Potter y la Orden del Fenix” y respondió preguntas de sus fan. Transcribo una pregunta sobre este asunto:

En tus libros hay un montón de latín en los conjuros. ¿Hablas latín?
There is a lot of Latin in the spells in your books. Do you speak Latin?
Sí. En casa hablamos en latín [risas]. Y casi siempre. Y para descansar un poco hablamos un rato en griego.
Yes. At home, we converse in Latin [laughter]. Mainly. For light relief, we do a little Greek.
Mi latín es fragmentario, por decir lo menos, pero en realidad no hay problema porque los antiguos conjuros a menudo están en un latín vulgar: una graciosa mezcla de lenguas misteriosas que se manifiesta en los conjuros. Así es como yo lo uso.
My Latin is patchy, to say the least, but that doesn't really matter because old spells are often in cod Latin a funny mixture of weird languages creeps into spells. That is how I use it.
A veces te tropezarás con algo en mi latín que es, por lo general de modo casual, gramaticalmente correcto, pero eso es una rareza.
Occasionally you will stumble across something in my Latin that is, almost accidentally, grammatically correct, but that is a rarity

La entrevista completa (en inglés) puede leerse en este enlace: