miércoles, 21 de diciembre de 2011

Crucigramas en latín: diciembre 2011

Salvete amici! Durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo solemos tener un poco más de tiempo libre que el habitual: en el hemisferio norte vemos como cada día baja el termómetro y la gente prefiere estar en casa, mientras que en el hemisferio sur la gente se prepara a comenzar las vacaciones de verano: estés donde estés, siempre es una buena ocasión para medir nuestras fuerzas en la Harena Verborum.

He aquí el enlace en documento de texto de Open Office:
 https://1drv.ms/w/s!AtHl5SZqDiVbglnEGWkaLRlrhK8P?e=dYscb3

Felices fiestas del Natalis invicti solis!
Disco de plata con la imagen del Sol Invictus (s. III). British Museum, Londres.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Cornelia: maternidad y política

Nos equivocamos si creemos que Cornelia sólo era una madre consagrada a sus hijos y su hogar, ya que desde los tiempos de Augusto se prefirió exaltar su fecundidad, el haber sido "mujer de un solo hombre", su desapego a las "vanidades femeninas" y su dedicación a los hijos.
En realidad ella fue mucho más. Sabemos que ella estuvo entre las primeras mujeres que se dedicaron al estudio: una cosa extravagante para los romanos de su época. No sólo procuró la mejor educación para sus hijos, con maestros griegos, sino que ella misma destacó en retórica. Por el testimonio indiscutible de Cicerón (legimus epistolas Corneliae Gracchorum matris: apparet filios non tam in gremio educatos quam in sermone matris. Brutus, 58, 211) y de Quintiliano (nam Gracchorum eloquentiae multum contulisse accepimus Corneliam matrem, cuius doctissimus sermo in posteros quoque est epistolis traditus. Inst. Orat. 1, 1, 6) sabemos que hablaba y escribía con elegancia y que una colección de cartas de ella se conservó por escrito.
De esa colección sólo han llegado hasta el día de hoy dos fragmentos, a través del historiador romano Cornelio Nepote (¿100 - 25? a.C.), el cual habría recogido algunos fragmentos "ex epistola Corneliae Gracchorum matris excerpta", probablemente incluidas en una biografía que éste escribió sobre sus hijos.
Mucho se ha discutido entre los estudiosos sobre la autenticidad de estos fragmentos, sobre todo por lo poco y lleno de vicisitudes que nos ha llegado de los escritos del propio Cornelio Nepote. Ha sido muy tentador para varios estudiosos pensar que esos escritos son "recreaciones literarias", o sea, meras ficciones o falsificaciones, atribuidas a propósito o por error a Cornelia, la madre de los Graco. Lo que nadie pone en duda es que se trata de genuino estilo y gramática de la aristocracia romana del siglo II a.C., es decir, la época en que vivió Cornelia. Por otro lado, en el contenido de la carta no se encuentra serias razones para negar su autenticidad: por lo tanto se puede afirmar con bastante seguridad que esos fragmentos pertenecen a aquella colección de cartas de Cornelia, atestiguadas por Cicerón y Quintiliano, y por tanto que nos encontramos ante el texto literario latino más antiguo escrito por una mujer, que ha llegado hasta nuestros días.

"Cornélie, mère des Gracques" grupo de mármol de Jules Cavelier (1814-1894). Musée d'Orsay, París.
La carta está dirigida a su hijo Gayo. Después del cobarde asesinato de Tiberio (133 a.C.), por su reformas políticas para impedir los abusos de los patricios ricos contra los plebeyos, su hermano menor, Gayo, quiso continuar sus reformas sociales, por lo cual se presentó a las elecciones y obtuvo el cargo de tribunus plebis, el año 123 a.C. La carta de Cornelia debe situarse poco antes de esa fecha, pues ella trata de persuadirle de que no se presente en política con la intención de vengar a su hermano, pues sus enemigos son muchos y poderosos.
A continuación, leemos los dos fragmentos que de esa carta nos han llegado hasta hoy:

Cornelio Nepote, De viris illustribus, fragmenta 1:

1. Texto de la carta de Cornelia, madre de los Graco, extraído del mismo libro de Cornelio Nepote.
1. Verba ex epistula Corneliae Gracchorum matris ex eodem libro Cornelii Nepotis excerpta
Dices que es bueno vengarse de los enemigos. A nadie más que a mí eso le parece lo más grande y bueno, pero [sólo] si puede conseguirse manteniendo a salvo la república. Pero eso no puede ser, ya que nuestros enemigos en mucho tiempo y en gran número no perecerán, y es preferible que ellos estén, como ahora están, a que se arruine y perezca la república.
Dices pulchrum esse inimicos ulcisci. Id neque maius neque pulchrius cuiquam atque mihi esse videtur, sed si liceat re publica salva ea persequi. Sed quatenus id fieri non potest, multo tempore multisque partibus inimici nostri non peribunt atque, uti nunc sunt, erunt potius, quam res publica profligetur atque pereat.
Lo mismo de otro pasaje.
Con palabras solemnes me atrevería a jurar que, excepto los que asesinaron a Tiberio Graco, ningún enemigo me ha dado tantos pesares y tantas angustias como tú con este asunto: el que, de todos los hijos que tuve antes, debía aliviar y cuidar de parte [de ellos], para que tuviese el mínimo de inquietud en la vejez, y que en todo lo que hicieses quisieras agradarme en lo posible, y tuvieses como impío hacer algo de gran importancia contra mi opinión, especialmente a mí, a quien le queda un breve tiempo de vida.
Eadem alio loco.
Verbis conceptis deierare ausim, praeterquam qui Tiberium Gracchum necarunt, neminem inimicum tantum molestiae tantumque laboris, quantum te ob has res, mihi tradidisse: quem oportebat omnium eorum, quos antehac habui liberos, partis [eorum] tolerare atque curare, ut quam minimum sollicitudinis in senecta haberem, utique, quaecumque ageres, ea velles maxime mihi placere, atque uti nefas haberes rerum maiorum adversum meam sententiam quicquam facere, praesertim mihi, cui parva pars vitae superest.
¿Ni siquiera este breve tiempo puede ayudar para que no me contraríes y arruines la república? ¿Luego cuál será el final? ¿Alguna vez dejará nuestra familia de delirar? ¿Alguna vez podrá tener mesura? ¿Alguna vez dejaremos de seguir recibiendo y causando pesares? ¿Alguna vez se avergonzará de agitar y perturbar la república?
Ne id quidem tam breve spatium potest opitulari, quin et mihi adversere et rem publicam profliges? Denique quae pausa erit? Ecquando desinet familia nostra insanire? Ecquando modus ei rei haberi poterit? Ecquando desinemus et habentes et praebentes molestiis insistere? Ecquando perpudescet miscenda atque perturbanda re publica?
Pero si nada de esto puede ser, busca el cargo de tribuno  cuando yo muera: ¡por mí haz lo que quieras, con tal que yo no lo sepa!
Cuando yo muera, me honrarás con sacrificios e invocarás el dios paterno. ¿En ese momento no te avergonzarás de elevar preces al dios de aquéllos, a los que vivos y presentes tuviste abandonados y descuidados?
Sed si omnino id fieri non potest, ubi ego mortua ero, petito tribunatum: per me facito, quod lubebit, quum ego non sentiam.
Ubi mortua ero, parentabis mihi et invocabis deum parentem. In eo tempore non pudet te eorum deum preces expetere, quos vivos atque praesentes relictos atque desertos habueris?
¡No permita Júpiter que perseveres en eso ni que tal locura entre en tu mente! Pero si perseveras, me temo que por tu propia culpa recibirás tal desgracia para toda la vida que nunca podrás sentirte satisfecho con seguridad.
Ne ille sirit Iuppiter te ea perseverare nec tibi tantam dementiam venire in animum! Et si perseveras, vereor, ne in omnem vitam tantum laboris culpa tua recipias, uti in nullo tempore tute tibi placere possis.

"Cénotaphe des Gracques", grupo en bronce de Eugène Guillaume (1822-1905). Musée d'Orsay, París.

Por desgracia para Gayo, desoyó el análisis político de Cornelia que era certero: los poderosos terratenientes y aristócratas no le permitieron continuar con las reformas y en la primera ocasión lo condenaron a muerte, aunque Gayo antes de caer en sus manos prefirió suicidarse (121 a.C.).
Cornelia aparece ante nuestros ojos como una mujer inteligente, educada, fría en el cálculo político y al mismo tiempo con un amor maternal lleno de vehemencia: ella percibe que la actitud de su hijo sólo atraerá desgracias a él, a su familia y a la república, y por eso trata de apartarlo de su propósito con todos los argumentos que puede usar alguien que trata de salvar al que ama. Sin duda no se puede reprochar, ni a ella como madre ni a ellos como hijos, por hacer lo que debían de hacer: por eso ocupan un lugar en la Historia.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Crucigramas en latín: noviembre

Avete amici! aquí dejo un nuevo desafío de Harena Verborum. Como de costumbre cuelgo aquí el enlace en word de Open Office, para que se pueda resolver en el ordenador. Veamos como nos va en este nuevo combate intelectual.
Zodiaco. En el ms.Barb. lat. 76, f. 3r


El enlace para Open Office:
https://1drv.ms/w/s!AtHl5SZqDiVbglsrLaA-azvF5aSK?e=7uM162


Que la diosa Fortuna os sea propicia!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cornelia, una madre romana ejemplar

Sin duda alguna Cornelia es una de las mujeres romanas cuyo nombre permanecerá siempre vivo en la historia.
Hija de una familia del más puro linaje romano, su padre fue el general Publio Cornelio Escipión (apodado "Africano"por su victoria sobre Anibal de Cartago) y su madre Emilia, de una de las más ricas e importantes familias patricias.
Fue desposada con Tiberio Sempronio Graco, un brillante político y militar, el cual, aunque de una familia renombrada, era de origen plebeyo. Esta alianza sin duda se realizó en el contexto de maniobras y favores políticos entre Escipión y Graco.
El matrimonio tuvo doce hijos, pero solo llegaron a la edad adulta dos hijos varones (Tiberio y Gayo, ambos asesinados por intentar reformas sociales) y una mujer (Sempronia).
Una de las anécdotas más conocidas de la vida de Cornelia nos ha llegado gracias a los escritos del escritor romano Valerio Máximo, el cual aunque no suele ser muy fiable desde el punto de vista histórico, en este caso, por la brevedad y sencillez del relato, nada nos impide aceptarlo como auténtico. A continuación cito el texto latino de la anécdota más una parte de la reflexión moral que Valerio Máximo agrega a continuación.


Valerius Maximus, Factorum et dictorum memorabilium libri novem, 4, 4 (De paupertate).

Que las mejores joyas de una madre son los hijos, lo hallamos en el libro de Colecciones de Pomponio Rufo [relatado] así:
Maxima ornamenta esse matronis liberos, apud Pomponium Rufum Collectorum libro sic invenimus:
Cornelia, la madre de los Graco, ya que una madre de familia de la Campania, huésped de ella, le exhibía sus joyas, las más hermosas de aquella época, la retuvo conversando hasta que sus hijos volvieron de clases, y le dijo: "éstas son mis joyas".
Cornelia Gracchorum mater, quum campana matrona, apud illam hospita, ornamenta sua pulcherrima illius seculi ostenderet, traxit eam sermone, quousque e schola redirent liberi, et, "haec -inquit- ornamenta mea sunt".
Ciertamente lo tiene todo el que nada ambiciona; por eso está más seguro que quien posee de todo, porque el dominio de las cosas suele perderse; pero la posesión de un buen corazón nunca es asaltado por las tristezas de la fortuna.
Omnia nimirum habet, qui nihil concupiscit; eo quidem certius, quam qui cuncta possidet, quia dominium rerum collabi solet; bonae mentis usurpatio nullum tristioris fortunae recipit incursum.


"Cornélie, mère des Gracques" (1779) del pintor Nöel Hallé, en el Musée Fabre de Montpellier, Francia.

Aunque, como ya hemos dicho, Cornelia era de posición acomodada, sin embargo debió sufrir muchos golpes en la vida: la muerte de sus hijos en la infancia, el vil asesinato de su hijo Tiberio, el suicidio de su hijo Gayo (para no caer en manos de sus enemigos), la esterilidad de su hija Sempronia, la expropiación de los bienes de sus hijos por sus enemigos políticos. Ella vivió bastante para presenciar todos estas tristezas de la fortuna y quizás por eso la sabiduría del pueblo romano, que conoció de cerca su virtud, mantuvo su memoria como ejemplo de los genuinos valores romanos: austeridad, laboriosidad, honestidad y valor ante la vida.
A ella el pueblo romano le dedicó la primera estatua que se erigió públicamente en la Roma republicana en honor de una mujer seglar. Y sabemos gracias a Plinio el Viejo, que a Cornelia "se le representaba sentada y con sandalias sin correas" (Historia Natural, 34, 31). La estatua era de bronce y se erigía sobre un pedestal de mármol; primero fue erigida en el pórtico de Metelo y luego en el Pórtico de Octavia. Más tarde parece que la mezquindad de los enemigos políticos de su familia trató de cubrir los nombres de sus hijos de la inscripción del pedestal; y aunque la estatua se ha perdido, a pesar de todo el pedestal y la inscripción ha llegado hasta el día de hoy, como homenaje a una mujer sabia, valiente e intachable.

Este pedestal fue hallado en el pórtico de Octavia el año 1878. En la inscripción se lee: "Cornelia Africanii F(ilia) Gracchorum" es decir "A Cornelia, h(ija) del Africano, [madre] de los Graco". En los Musei Capitolini de Roma.

miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Te gustan los crucigramas?

Uno de mis recuerdos de infancia es ver a mi padre resolviendo los crucigramas que publicaba los fines de semana el diario "El Comercio" de Lima. Con el tiempo yo también le encontré el gusto a resolver esos retos semanales. Quizás por eso ahora me he animado a publicar Harena verborum, como una herramienta para practicar el latín, y mantener viva esa afición a los que nos gusta explorar y descubrir palabras.
He encontrado en Internet varios programas para crear crucigramas pero el resultado no me convencía y por otro lado está el problema de la interacción, es decir que pueda resolverse sin estar obligados a imprimirlos. Finalmente he decidido usar el editor de texto de Open Office para crearlos. Y para que pueda descargarse he optado por la "nube", de modo que aquí en el blog sólo colocaré el enlace: haciendo click sobre él podremos descargar el crucigrama en formato odt.

¿Te atreves a bajar a la harena verborum?

Enlace odt (Open Office) para resolverlo on line:

 https://1drv.ms/w/s!AtHl5SZqDiVbgl1pOApfrAzhJTGe?e=Q6ehYq



martes, 18 de octubre de 2011

La tumba del gladiador

Los gladiadores alcanzaron tanta fama en la época imperial que muchos jóvenes voluntariamente se alistaban en los ludus gladiatorum con la esperanza de alcanzar rápidamente la gloria y la riqueza.
Pero la realidad era que pocos llegaban a sobrevivir bastante tiempo como para disfrutar de algo más que una gloria efímera.
Hasta nosotros han llegado muchas inscripciones sepulcrales de aquella época (sobre todo gracias a la minuciosa tarea de eruditos alemanes del s. XIX) a través de las cuales podemos conocer algo más sobre la vida en la antigua Roma.
En Verona (norte de Italia) se halló la siguiente inscripción tallada en una estela de piedra (aunque actualmente pérdida, por desgracia) dedicada a un gladiador de parte de su esposa y sus hinchas. Sabemos que era un retiarius (el que peleaba con una red y tridente) porque estaban tallados el característico yelmo y el tridente.
En las inscripciones romanas se solía usar muchas abreviaturas (como hoy en los SMS), por lo cual coloco primero el texto tal como aparecía escrito, luego la reconstrucción  (véase ILS 5120) y la traducción.

D  M
Glauco n  mutinensis
pugnar VII  ø VIII
vixit ann XXIII  d  V
Aurelia marito  b  m  et amatores huius
Planetam suum procurare vos moneo
in Nemese ne fidem habeatis sic sum deceptus
Ave Vale
(ILS 5121)
Dis Manibus.
Glauco natione muthinensis,
pugnarum VII, obitus VIII,
vixit annos XXIII dies V,
Aurelia marito bene merenti et amatores huius.
Planetam suum procurare vos moneo
in Nemese ne fidem habeatis:
sic sum deceptus!
Ave! Vale!
A los dioses Manes.
A Glauco originario de Módena,
[vencedor] de 7 combates, muerto en el octavo,
vivió 23 años y 5 días.
Para su amado esposo Aurelia y sus hinchas.
Os aconsejo cuidar de vuestra propia estrella
y que no os fieis de (la diosa) Némesis:
¡así me ha defraudado!
¡Salve! ¡Adios!

Los dioses Manes eran espíritus benévolos de ultratumba a quienes la religiosidad romana solía encomendar sus difuntos. La diosa Némesis (la Justicia) era la que castigaba el orgullo y la arrogancia de los hombres. Por otro lado la mención del planeta nos deja constancia de la difusión de la astrología y la creencia en la influencia benigna o maligna que podían tener los planetas en nuestra vida. Así pues era común atribuir la propia derrota a la voluntad desfavorable de algún dios o la mala interpretación de los astros.


El mosaico muestra dos escenas de la victoria del secutor Astyanax sobre el retiarius Kalendio, junto a ellos los árbitros o summa rudis.
(Mosaico del Museo Arqueológico de Madrid).

A partir de estos datos podemos esbozar la figura de este gladiador: Nacido en Módena, donde quizás ya inició su carrera pero emigró a Verona donde existía un anfiteatro de mayor prestigio y donde rápidamente se hizo con un grupo de fieles seguidores que no dudaron en ayudar en los gastos del sepulcro de su ídolo. Su verdadero nombre no lo conocemos pues Glauco es el nombre de un personaje de la mitología griega, es decir, era su apodo o nombre de combate.
La advertencia final, aunque está puesto en boca del difunto, seguramente expresa más bien la creencia y el sentimiento de su viuda, Aurelia, sin duda la más devota seguidora de su marido y ciegamente segura de su éxito: para desgracia de ambos sus sueños han terminado en desgracia. Un último saludo ¡Ave! al campeón y luego el definitivo ¡Vale! (aunque traducido habitualmente en español como "adios", textualmente más se aproxima a nuestro "cuídate" cuando nos despedimos de alguien).
Con recién cumplidos 23 años terminó la carrera del retiarius Glauco: pero quizás esa misma mezcla de ambición, violencia, juventud e insensatez, fue la que contribuyó a la leyenda y la fama inmortal de los gladiadores.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Ave Caesar, morituri te salutant

Seguramente una de las frases latinas más conocidas es el llamado "saludo de los gladiadores". Pero ¿qué sabemos realmente acerca de esta frase?
Entre los escritos de la Antigüedad hallamos solo dos autores que lo mencionan: Suetonio (c. 70 - c. 130), que escribió en latín, en su obra La vida de los césares; y Casio Dión (c. 160 - c. 229), que escribió en griego, en su obra Historia romana.
Ambos coinciden en citar la frase como parte de una anécdota de la vida del emperador Claudio (cuya vida fue popularizada por la exitosa serie televisiva inglesa Yo, Claudio, basada en la novela homónima de Robert Graves).
Según esos escritos, el año 52 d. C. el emperador Claudio había organizado una naumaquia en el lago Fucino (actual provincia de L'Aquila, Italia central: en el s. XIX se drenó completamente). El espectáculo representaba un combate entre una flota de Sicilia y una de Rodas, con un total de 24 naves de guerra. Un tritón de plata, que movido por una maquinaria surgiría en medio del lago, daría la señal para el inicio de la batalla. Pero cuando todo estaba a punto para empezar, ocurrió "un pequeño incidente".
Dejamos la palabra al mismo Suetonio (Claudius, 21, 6):
... ya que cuando los combatientes exclamaron: "¡Ave emperador, los que están a punto de morir te saludan!" [Claudio] respondió : "¡O no!", y tras esa respuesta, como si se les hubiese dado el perdón, ninguno quería combatir .....
... sed cum proclamantibus naumachiariis: "Haue imperator, morituri te salutant!" respondisset: "Aut non!", neque post hanc uocem quasi uenia data, quisquam dimicare uellet, .....

Bastante esfuerzo le costó a Claudio convencerles que se trataba de un malentendido y que sus palabras habían sido simplemente una broma, pues Suetonio nos relata que:

... finalmente se levantó de su trono y corriendo por el borde del lago, no sin una vergonzosa cojera, en parte con amenazas, en parte con ruegos, los empujó a la lucha.
..... tandem e sede sua prosiluit ac per ambitum lacus, non sine foeda uacillatione, discurrens, partim minando, partim adhortando, ad pugnam compulit.
Así pues, la famosa frase parece que fue una expresión casual y que se conservó por escrito debido a la anécdota que surgió por el malentendido.


Mosaico de un trirreme romano (Museo arqueológico de Sousse, Túnez)
Lo irónico es que siempre se conserva esta frase como símbolo de estoicismo ante la muerte, cuando en realidad los que la pronunciaron, a la primera ocasión, se aferraron a un subterfugio para no combatir. Indudablemente entre aquellos desgraciados, condenados a morir para diversión de otros, había gente bastante inteligente y audaz que supo coger la frívola ironía del emperador como una tabla de salvación.
Un último apunte: la frase en griego tiene una leve diferencia pues dice: "ave emperador, los que vamos a morir te saludamos". Pero Casio Dión no explica en detalle el malentendido entre el emperador y los gladiadores y solamente se limita a señalar que al inicio los gladiadores no querían combatir.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Publicado el "Sobre las predicciones de los demonios" de san Agustín

Finalmente he publicado la traducción, notas e introducción del De divinatione daemonum de san Agustín.
En esta obra san Agustín trata de dar una explicación desde el punto de vista cristianos al hecho que los paganos a través de sus adivinos y oráculos conseguían a veces adivinar el futuro.
El asunto ofrece la oportunidad para asomarnos a otros temas como la persecución cristiana contra los paganos, y en especial la destrucción del Serapeum de Alejandría, que es el telón de fondo de la historia del film Ágora (Amenábar, España 2009), la legislación imperial contra los cultos paganos y la particular visión agustiniana sobre los demonios, que él identifica con los dioses paganos.
Además de todo eso también podemos saborear el estilo literario de Agustín, que no en vano fue maestro de retórica, así como su vehemencia como predicador contra los enemigos de su fe cristiana. Y ya que en la edición también ofrezco el texto latino, fácilmente el estudioso de esa lengua puede ejercitarse y profundizar en ella.
Esta obra, hasta el día de hoy, no se podía hallar traducida al castellano en Internet y solo en muy pocas bibliotecas podía encontrarse una versión en castellano. Ahora todos lo tenemos al alcance de un clic, en este enlace:
https://sites.google.com/site/magisterhumanitatis/escritores-latinos/de-divinatione-daemonum

Quizás seas de los primeros que leas en castellano esta obra escrita hace más de mil quinientos años. Y seguro que te sorprenderá lo vigentes que se mantienen algunos temas.

San Agustín y los gladiadores

Los combates de gladiadores aunque fueron criticados por pensadores paganos (como Séneca) y cristianos (como Tertuliano y Agustín) arrastraban a las multitudes de todas las clases sociales, incluso después que el a. 380 el cristianismo fuese declarado religión oficial del Imperio. Varios emperadores publicaron leyes contra los combates de gladiadores pero parece que no llegaron a erradicarse casi hasta mitad del s. V, aunque las venationes (lucha contra animales) quizás continuaban en tiempos de Justiniano, pues éste recoge en C. 3, 12, 9,1, una ley que prohibía su realización (ferarum lacrimosa spectacula) los domingos.
La pasión y adicción que producía este espectáculo está bien descrito por san Agustín en su obra Confesiones. Allí narra la experiencia de un amigo y discípulo suyo llamado Alepio, cuando ambos pertenecían a la secta de los maniqueos. El joven Alepio había jurado no volver a ser atrapado por la pasión de los combates, pero estando en Roma le ocurrió lo siguiente:
San Agustín, Confesiones, VI, 8, 13.
Alipio arrastrado por la cruel pasión por el circo
Alypius cruenta circensium voluptate abreptus.
Sin abandonar la vía terrenal, inculcada por sus padres, [me] precedió a Roma, para estudiar derecho, y allí fue increíblemente arrastrado por una increíble pasión por los juegos de gladiadores.
Non sane relinquens incantatam sibi a parentibus terrenam viam Romam praecesserat, ut ius disceret, et ibi gladiatorii spectaculi hiatu incredibili et incredibiliter abreptus est.
Pues aunque evitaba y detestaba tales cosas, unos amigos y condiscípulos suyos, que casualmente encontró cuando venían de comer, no obstante negarse enérgicamente y resistirse, lo llevaron con amigable violencia al anfiteatro en unos días en que se celebraban crueles y funestos juegos, mientras él decía: "Aunque arrastréis mi cuerpo a aquel lugar y lo retengáis allí, ¿podréis acaso obligar a mi alma y a mis ojos a que mire tales espectáculos? Estaré allí como si no estuviera y así triunfaré sobre ellos y sobre vosotros".
Cum enim aversaretur et detestaretur talia, quidam eius amici et condiscipuli, cum forte de prandio redeuntibus pervium esset, recusantem vehementer et resistentem familiari violentia duxerunt in amphitheatrum crudelium et funestorum ludorum diebus haec dicentem: "Si corpus meum in locum illum trahitis et ibi constituitis, numquid et animum et oculos meos in illa spectacula potestis intendere? Adero itaque absens ac sic et vos et illa superabo".

Después de escuchar esas cosas de todos modos lo llevaron consigo, tal vez deseosos de averiguar si podría cumplirlas.
Quibus auditis illi nihilo setius eum adduxerunt secum, id ipsum forte explorare cupientes utrum posset efficere.
Cuando llegaron y se colocaron en los sitios que pudieron, todo el anfiteatro hervía ya en salvajes deleites. Alipio, habiendo cerrado las puertas de los ojos, prohibió a su alma asomarse a tanta maldad. ¡Ojalá se hubiese tapado también los oídos! Porque en un lance de la lucha fue tan grande y vehemente el clamor de la muchedumbre, que, vencido por la curiosidad y creyéndose preparado para despreciar y vencer lo que viera, fuese lo que fuese, abrió los ojos y fue herido en el alma con una herida más grave que la que recibió en el cuerpo aquél a quien había deseado ver; y cayó más miserablemente que éste, cuya caída había causado aquel griterío, que entrando por sus oídos, abrió sus ojos para que más debilitada aquella alma, más audaz que fuerte, fuese herida y derribada, y en vez de presumir de sí mismo, confíe en Ti.
Quod ubi ventum est et sedibus quibus potuerunt locati sunt, fervebant omnia immanissimis voluptatibus. Ille clausis foribus oculorum interdixit animo, ne in tanta mala procederet. Atque utinam et aures obturavisset! Nam quodam pugnae casu, cum clamor ingens totius populi vehementer eum pulsasset, curiositate victus et quasi paratus, quidquid illud esset, etiam visum contemnere et vincere, aperuit oculos et percussus est graviore vulnere in anima quam ille in corpore, quem cernere concupivit, ceciditque miserabilius quam ille, quo cadente factus est clamor; qui per eius aures intravit et reseravit eius lumina, ut esset, qua feriretur et deiceretur audax adhuc potius quam fortis animus et eo infirmior, quo de se praesumpserat, qui debuit de te.
Pues al ver aquella sangre, bebió con ella la crueldad y no la apartó de sí, sino que fijó la mirada, y sin darse cuenta le invadió un delirio furioso y se deleitaba con esa lucha criminal, y se embriagaba con tan sanguinario placer.
Ut enim vidit illum sanguinem, immanitatem simul ebibit et non se avertit, sed fixit aspectum et hauriebat furias et nesciebat et delectabatur scelere certaminis et cruenta voluptate inebriabatur.
Ya no era el mismo que había venido, sino uno de la turba, con los que se había mezclado, y verdadero compinche de los que le habían llevado allí.
Et non erat iam ille, qui venerat, sed unus de turba, ad quam venerat, et verus eorum socius, a quibus adductus erat.
¿Qué más [pasó]? Miró, gritó, se enfureció, desde entonces llevó una locura que lo incitaba a volver no solo con aquéllos por quienes fue arrastrado primero, sino incluso sin ellos y llevando a otros.
Quid plura? Spectavit, clamavit, exarsit, abstulit inde secum insaniam, qua stimularetur redire non tantum cum illis, a quibus prius abstractus est, sed etiam prae illis et alios trahens.
Sin embargo también de ahí Tú lo sacaste con mano poderosísima y misericordiosísima y le enseñaste a tener confianza no en sí mismo sino en Ti, pero [eso pasó] mucho tiempo después.
Et inde tamen manu validissima et misericordissima eruisti eum tu et docuisti non sui habere, sed tui fiduciam, sed longe postea.




El árbitro contiene al vencedor de un duelo de "equites" (combatientes a caballo) a la espera del veredicto del "editor" de los juegos; mientras los músicos suenan sus instrumentos, entre los cuales una mujer toca un órgano hidráulico. Mosaico de la Villa Zliten (Dar Buc Ammera), Libia.
La penetrante agudeza psicológica de san Agustín nos lleva a pensar en lo vulnerable que es el espíritu humano ante la llamada de la violencia. Aunque en el caso de Alepio debemos decir que años más tarde también se convirtió al cristianismo y murió como obispo de Tagaste.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La Guerra de Espartaco

Seguramente el gladiador más famoso fue precisamente uno que se rebeló contra esa costumbre: Espartaco.
Lo poco que sabemos acerca de él y la tercera bellum servile (rebelión de esclavos) nos ha llegado a través del historiador Apiano, en su obra en griego "Guerras Civiles" (I, 14, 116-120), del historiador Floro, en su obra en latín "Compendio de Historia romana" (II, 20) y sobre todo del historiador y filósofo Plutarco, en su obra en griego "Vidas paralelas", el cual al relatar la vida del general y político Licinio Craso, dedica los capítulo 8-11 a narrar los detalles de la revuelta.
De estos escritos se puede sacar en limpio que Spartacus era un nómada de Tracia, seguramente capturado y vendido como esclavo. Su origen nómada explicaría bien su espíritu indomable e independiente. De su mujer, tracia como él y cuyo nombre se desconoce, sabemos que también estaba en servidumbre. Apiano y Floro dicen que militó en el ejército romano pero que fue condenado por desertor y malhechor pero estos datos parecen puestos para explicar los éxitos militares de aquél, salvar el orgullo romano y presentarlo como un bárbaro criminal.
Más honesto parece el juicio de Plutarco que dice de él: "no sólo poseía gran fuerza y valor, sino también sagacidad y una cultura superior a su destino".
Es un dato seguro que Espartaco estaba entre aquellos 78 gladiadores que, empuñando utensilios de cocina, se fugaron de la famosa escuela de gladiadores de Capua, propiedad de Lentulus Batiatus, el año 73 a. C. Ante el grito de libertad, pronto se congregaron miles de esclavos y Espartaco, junto con los galos Crixo y Enomao, fueron nombrados lideres de la revuelta.
Los detalles y anécdotas de la campaña militar son relatados por los historiadores romanos, y muchos han sido popularizados por el cine : sus victorias iniciales sobre los cónsules, la entrada en escena de Licinio Craso, la traición de los piratas de Cilicia, la llegada de las tropas de Lúculo y Pompeyo, hasta la crucifixión en la vía Apia de seis mil prisioneros.
Mosaico del s. IV que muestra varios gladiadores y sus nombres, lo cual demuestra la fama que tenían (Villa Borghese, Roma)
La batalla en la que muere Espartaco, nos la relata Plutarco así:
".... cuando le trajeron su caballo, Espartaco sacó su espada y, diciendo que si ese día él vencía tendría muchos buenos caballos del enemigo pero si perdía no quería ninguno, mató al caballo. Luego se abrió camino, entre las flechas y los heridos, hasta Craso, pero no llegó a alcanzarlo, aunque mató a dos centuriones que estaban junto a aquél. Finalmente, habiendo huido sus compañeros, él se quedó solo rodeado de una multitud de enemigos, y se defendió hasta que lo mataron".
La decisión de sacrificar su caballo indudablemente expresaba su decisión de no huir, de vencer o morir por su libertad. No hay pruebas que Espartaco fuese movido por una filosofía o ambición política: todos sus actos parecen indicar que sólo quería guiar a sus seguidores fuera de las fronteras romanas para luego disolverse y volver cada uno a su tierra. Sea como sea, indudablemente fue un hombre que entendió bien el significado de dignidad y libertad.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Visita a una escuela de gladiadores

Hace unos días los diarios nos anunciaban el descubrimiento de los restos arqueológicos de una "escuela de gladiadores" o ludus gladiatorum. Conozcamos algo más sobre ellas.
Los romanos usaban la palabra ludus tanto para indicar un juego, un espectáculo, un ejercicio, así como el lugar donde se realizaban. Por lo tanto una escuela elemental para aprender a escribir (ludus litterarius) o música (ludus fidicinus) o un campamento de entrenamiento militar o de gladiadores también se llamaba ludus. La palabra schola se reservaba para un lugar de enseñanza erudita, como filosofía, retórica, etc.
En los tiempos más antiguos el combate de gladiadores era un rito funerario religioso, es decir una especie de sacrificio humano en honor de un difunto notable, y era algo que rara vez se celebraba. Con el tiempo, a medida que Roma crecía y se hacía más rica, se fue eclipsando su carácter religioso y brilló como un sangriento espectáculo, que rápidamente ganó popularidad. Esto a su vez produjo que surgieran auténticos empresarios que conseguían luchadores, los entrenaban y organizaban los combates.
Las escuelas de gladiadores surgieron al principio por iniciativa privada de ciudadanos ricos: ya que en la República se accedía a los cargos públicos por elección, ellos usaban esos espectáculos como un medio para ganarse el favor popular (no se obtenía otra ganancia pues para el pueblo los juegos eran gratuitos). Poco a poco el Estado se fue haciendo cargo y, durante la etapa imperial, llegó a invertir cantidades fabulosas en su realización. De hecho, el s. I-II de nuestra era fue la etapa de máximo apogeo de esa costumbre.
El director principal o entrenador era llamado lanista y era quien de hecho dirigía el ludus gladiatorum. Bajo su mando existía un cuerpo de entrenadores que preparaban a los gladiadores en los distintos tipos de combate, generalmente se trataba de antiguos gladiadores o los más experimentados. También existía un cuerpo médico que vigilaba la dieta, ejercicios, masajes y todo lo que requiriese la buena salud de los combatientes. De hecho, Galeno, el famoso médico griego, estuvo en una escuela de gladiadores en Pérgamo. Prepararse para soportar estoicamente la muerte también era parte importante de su formación.
Había dos tipos de gladiadores: por un lado los que iban obligados por una condena judicial o como prisioneros de guerra, los cuales no tenían ningún derecho, y por otro lado los que iban voluntariamente en busca de fama o para pagar sus deudas, los cuales firmaban un contrato (auctoramentum) en el que estipulaban las condiciones de su ingreso. Los condenados solían estar marcados a fuego (stigma) en el rostro u otra parte visible del cuerpo. Aparte de esa distinción, que producía una neta segregación entre ellos, no existían más rangos que los que daban la experiencia y el valor.
En el campamento vivían en pequeñas celdas individuales dispuestas en círculo alrededor del campo de entrenamiento.
En la escena central un mirmillón, que sangra abundantemente del rostro y una pierna, ha arrojado el escudo y levanta el índice en señal de rendición, mientras que el arbitro, de túnica blanca, lo separa de su oponente, un hoplomaco, que victorioso se apoya en su lanza. Mosaico de la Villa de Dar Buc Ammera en Libia.

Todos los gladiadores debían hacer un juramento (sacramentum) de fidelidad a su amo,  que quizás era parecido a éste que nos ha llegado a través de una novela satírica de Petronius (Satyricon, 117):
Y así, para que la ficción permaneciese segura entre nosotros, hicimos un juramento a las órdenes de Eumolpio: ser quemados, atados, golpeados, muertos por espada o cualquier cosa que ordenase Eumolpio. Como verdaderos gladiadores dedicamos religiosamente alma y cuerpo a nuestro señor.
Itaque ut duraret inter omnes tutum mendacium, in verba Eumolpi sacramentum iuravimus: uri, vinciri, verbari ferroque necari, et quicquid aliud Eumolpus iussisset.
Tanquam legitimi gladiatores domino corpora animasque religiosissime addicimus.


Una última cosa: si hubiese plazas libres ¿te apuntarías?

martes, 6 de septiembre de 2011

¿Harry Potter? Desaprobado en latín

El prestigioso Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería vuelve a estremecerse. Su anciano director Albus Dumbledore necesita convocar urgentemente a todos los profesores. Esta vez no se trata de horribles trolls desencadenados ni travesuras de elfos domésticos sino algo que toca los fundamentos mismos de la magia: los aprendices no saben recitar las fórmulas mágicas latinas. Ya es bastante doloroso para Dumbledore constatar que el elegido Harry Potter trastabille -del pelirrojo Ron se lo podía esperar- pero lo que no soporta es que Hermione, la más estudiosa de la clase, te suelte un "oculus reparo" ¡y se quede más ancha que larga!
Veamos señorita Hermione .... mmmm... ¿cuál es el acusativo de oculus? Pues en singular oculum y en plural oculos ..... y entonces ¡¡¡ cómo Ud me clava allí un oculus !!!
Y se puede pasar eso de "avis" para hacer aparecer pájaros de la varita mágica, pero si les ordenas atacar ¿por qué usa oppugno, que es la primera persona de indicativo? Veamos.... si se da una orden se usa ... el imperativo.
Y como son varios pájaros se usará .... la segunda persona plural.
Y entonces diremos .... oppugnate, o sea, atacad.
Y estos son los errores leves pues hay otros casos que destrozan los oídos y gramaticalmente casi no hay por donde cogerlos como "colloportus", "petrificus totalus", "lumos solem", etc., etc.
El problema es grave pues hasta los profesores patinan, como el petulante Gilderoy Allock, que conjuga el verbo deponente "obliviscor" (olvidar) con un mágico e inexistente "obliviate".
De todos modos, parece que aunque fallen las palabras, si la voluntad es poderosa, el conjuro surte efecto, así que, estimados alumnos de Hogwarts, (movimiento de varita) "obliviate" el latín que habéis aprendido allí.

J. K. Rowling, la autora de la exitosa serie "Harry Potter". Foto de Daniel Ogren.


Una anotación final en descargo de la autora.
J.K. Rowling se presentó en el Edinburgh Book Festival (domingo 15 de agosto del 2004) para la promoción de su libro “Harry Potter y la Orden del Fenix” y respondió preguntas de sus fan. Transcribo una pregunta sobre este asunto:

En tus libros hay un montón de latín en los conjuros. ¿Hablas latín?
There is a lot of Latin in the spells in your books. Do you speak Latin?
Sí. En casa hablamos en latín [risas]. Y casi siempre. Y para descansar un poco hablamos un rato en griego.
Yes. At home, we converse in Latin [laughter]. Mainly. For light relief, we do a little Greek.
Mi latín es fragmentario, por decir lo menos, pero en realidad no hay problema porque los antiguos conjuros a menudo están en un latín vulgar: una graciosa mezcla de lenguas misteriosas que se manifiesta en los conjuros. Así es como yo lo uso.
My Latin is patchy, to say the least, but that doesn't really matter because old spells are often in cod Latin a funny mixture of weird languages creeps into spells. That is how I use it.
A veces te tropezarás con algo en mi latín que es, por lo general de modo casual, gramaticalmente correcto, pero eso es una rareza.
Occasionally you will stumble across something in my Latin that is, almost accidentally, grammatically correct, but that is a rarity

La entrevista completa (en inglés) puede leerse en este enlace:

viernes, 12 de agosto de 2011

Amici linguae latinae, salvete !

Amigos del latín, ¡ saludos !
Bienvenidos a este espacio para aprender latín, leer textos en latín, resolver dudas y curiosidades de esta maravillosa lengua, así como conocer los tesoros de la literatura latina clásica y medieval.
Aunque en mi página "Magister Humanitatis" se encuentra explicada en detalle la gramática y también los ejercicios, me ha parecido que es necesario acompañarlo de un blog que pueda ofrecer una interacción más ágil para resolver preguntas y dudas, al mismo tiempo que esas respuestas sirven para otros. La página web aunque muy útil para exponer ideas de manera ordenada y profunda, sin embargo carece de la frescura, movilidad y ese punto de "informalidad" que posee el blog.
Además este blog permitirá abordar textos de variados autores, temas y épocas, con los cuales el estudiante tendrá un nutrido florilegio latino para consultar y practicar.
"Storie della Vita di sant'Agostino" (Escena 6ª: enseñando retórica y filosofía en Roma). Fresco de Benozzo Gozzoli († 1497) en el coro de la iglesia de San Agustín en San Gimignano (Toscana, Italia).
Por lo tanto abro aquí una segunda ventana para todos los que gustan del latín o sienten curiosidad por la literatura latina clásica y medieval.
Ahora, con la comodidad que ofrece Internet, todos pueden libremente desde casa adentrarse "por el túnel del tiempo" para dialogar de política con Julio César y Cicerón, o de filosofía y literatura con Séneca y Lucrecio, de derecho con Ulpiano o echar una ojeada en los tesoros teológicos y litúrgicos de san Agustín y santo Tomás.
¡ Empieza ahora !